Y esta historia, al no tener principio, no tendrá final.
«Sortilegio», Clive Barker.
Esta es una larga historia, pero la contaré de forma breve como merecen ser contadas las grandes historias. Porque en el fondo de una buena historia hay apenas una idea, como un golpe, una chispa: breve, fugaz y poderosa. A partir de ella puede gestarse un relato corto o una historia de cientos de páginas.
¿Por dónde comienzo la historia?
Podría comenzar hace cinco años, cuando di vida a mi blog «de escritor»: una aberración que por suerte maté con mis propias manos. O tal vez un poco antes de eso, cuando retomé la escritura. O mucho más atrás cuando tenía doce o trece años y comencé a escribir mis historias, aunque nunca acabé ninguna.
Podría comenzar con un clásico, un cliché, diciendo aquello de «siempre he querido ser escritor». Y sí, es muy probable que sea cierto, pero he pasado por tantas certezas que me permito el lujo de dudar hasta de las más pasionales y arraigadas.
Tal vez un buen inicio sea noviembre del año pasado, cuando tuve la certeza de que estaba haciendo el idiota. No una certeza mental; esas las sabemos pronto. Me refiero a una certeza corporal: ese peso que se asienta en el vientre y no puedes ignorar por más tiempo. O puedes, pero no debes.
¿Qué pasó en noviembre?
«… no tendrá final»
Después de cinco años agonizando con un blog estúpido por fin lo dejé. Había escrito cosas buenas, sí. Algunas lo eran. Bastantes, diría yo. Todo eso está guardado y supongo que algo de todo aquello encuentre sitio aquí. Quién sabe.
Han sido cinco años de mierda. Horribles, absurdos, sin sentido. A la mierda el SEO. A la mierda mi lector ideal. A la mierda casi todo aquello que creí importante.
Soy escritor. Escribo, y no un blog. Bueno, ahora mismo estoy escribiendo un blog. Pero créeme cuando te digo que no tiene nada que ver con la impostura del blog anterior. Aunque en realidad sí escribía lo que quería y como quería. Razón por la cual, supongo, a pesar de recibir alguna que otra alabanza, me convirtió (en esos cinco años) en nadie.
Así que cerré. No sólo cerré: destruí. Dejé que el blog muriera ante mis ojos. Llevaba años agonizando, él y yo, por lo que matarlo fue no sólo la consecuencia lógica sino el mayor acto de bondad hacia mí mismo que he tenido desde que tuve los huevos de decirme «Quiero escribir».
Aunque por desgracia para mí casi inmediatamente después de decirme eso abrí el blog… y la cagué estrepitosamente. ¿Y para qué demonios abres otro blog ahora?, te oigo decir.
Si me vieras la cara de felicidad que tengo al escribir esto sin planear, sin preocuparme del puto SEO, del posicionamiento, de mi lector ideal (que te den, lector ideal: no existes, no eres real, eres un fantoche amarga-blogueros que mata la creatividad), si vieras como sonrío, sabrías por qué he vuelto.
Pero no escribo para ti. Escribo para mí. Aunque eres bienvenido, como siempre lo has sido y siempre lo serás.
Sobre todo si compras mis libros. Cuando los escriba y los publique, quiero decir.
«Nada empieza nunca«: así empieza mi novela favorita, Sortilegio, de Clive Barker. «Y esta historia, al no tener principio, no tendrá final«. Y así acaba.
Nada empieza nunca y por tanto nada tiene un final definitivo.
Y si quieres leer mi triste historia de por qué mandé al carajo mi otro blog, puedes leer un hilo en Twitter al que nadie, salvo una persona (gracias por preguntar, Sergio Somalo) le interesó lo más mínimo.
Debería haber puesto una foto de gatos, creo.
3 respuestas
A la mierda todo!
Yo soy un intento de escritor que en estos minutos se esta montando su blog.
Me tope con tu página por que vi una publicación en insta de que «cerrabas»
Hombre, que no te importe un carajo quién soy yo.
Pero si yo me animo a escribir también hazlo tu 🙂 que estoy seguro que buenas cosas saldrán.
Dejare este blog en favoritos para ver si subes algo.
A darle carajo 🙂
Que se joda el SEO y todo el mundo, escribe para ti.
Hola, Alberto
A pesar de lo que pueda parecer, yo te animo con lo del blog. Y con lo de escribir y ser escritor, ¡por supuesto!
Al carajo el SEO no es sólo, por mi parte al menos, enfocar esto del blog de otra forma. Los años anteriores me preocupaba de eso, y funciona: algunas de mis entradas aparecían en el paraíso del bloguero, es decir, la primera página de resultados de Google. A cambio de eso, el blog consumía tiempo y energía, y no me hacía sentirme mejor.
Soy más de los blogs como antes, a modo de bitácoras. Ahora mismo veo este blog más como un sitio donde hablar de lo que quiera y como quiera; una especie de diario/cuaderno de notas/conversaciones con gente que, como tú, participa en él. En el anterior también podía escribir de lo que quisiera… o casi. Hay un ligero -o no tan ligero- cambio de actitud.
Gracias por añadirlo a favoritos. Sí, seguiré escribiendo aquí. No para ti, ya sabes 😉 sino para mí. Eso sí, confío en que este «para mí» sirva para poder hablar con más gente y conocer sus «para sí».
Sobre Instagram… me gusta esa red. Es curioso cómo has llegado hasta aquí desde allí (¿no es lo que hacemos siempre, vamos de un aquí a un allí o, al menos, lo intentamos?) Ese post en Instagram de «cerrado hasta nuevo aviso» forma parte del gran replanteamiento bloguero y social, y quería aparcar esa red por un tiempo. Pero me he dado cuenta al hacerlo que Instagram me gusta: me gusta el poder de la imagen, de hacer una foto rápida con el móvil a algo de la realidad cotidiana que hable de otros mundos, internos y externos.
Lo dicho, gracias por comentar. Y adelante con tu escritura, en el blog y en las novelas o ensayos!
Un saludo,
Óscar
¡Excelente!
Me parece maravilloso el giro que le dará a su blog!
Es bueno escribir para uno mismo y divertirse. Pienso en lo personal que cuando hacemos eso, las personas que en verdad valoran nuestro trabajo llegan solas.
Espero que siga así.
Un saludo enorme y gracias por sus buenos deseos.
Un abrazo desde México 😀