[vc_row type=»in_container» full_screen_row_position=»middle» column_margin=»default» column_direction=»default» column_direction_tablet=»default» column_direction_phone=»default» scene_position=»center» text_color=»dark» text_align=»left» row_border_radius=»none» row_border_radius_applies=»bg» overlay_strength=»0.3″ gradient_direction=»left_to_right» shape_divider_position=»bottom» bg_image_animation=»none»][vc_column column_padding=»no-extra-padding» column_padding_tablet=»inherit» column_padding_phone=»inherit» column_padding_position=»all» background_color_opacity=»1″ background_hover_color_opacity=»1″ column_shadow=»none» column_border_radius=»none» column_link_target=»_self» gradient_direction=»left_to_right» overlay_strength=»0.3″ width=»1/1″ tablet_width_inherit=»default» tablet_text_alignment=»default» phone_text_alignment=»default» column_border_width=»none» column_border_style=»solid» bg_image_animation=»none»][vc_column_text]La X es la incógnita a desvelar. La X es el misterio.
Este fin de semana Madonna ha estrenado Madame X Tour la gira de su último álbum, Madame X. ¿Quién es Madame X? Es una espía, un ama de casa, una artista, una estudiante, una santa, una prostituta… y nada de eso. Una entidad cambiante. Lo que queda en medio entre una identidad fija y la siguiente o la anterior.
Ser una X no es algo exclusivo de Madonna. Todos podemos ser esa fuerza que se transforma buscando nuevas identidades y formas de expresión sin necesidad de aferrarse a una sola como la más correcta: de santa a puta, de profesor a amo de casa, de cantante de cabaret a prisionero…
En el vídeo de la primera canción del álbum, Madonna dice que quiere escapar:
¿Cómo podría no querer huir una y otra vez? Escapar. Nunca seré lo que la sociedad espera que sea. He visto demasiado. No puedo dar marcha atrás (…) De ahora en adelante, soy Madame X. Y a Madame X le encanta bailar. Porque no puedes disparar a un objetivo en movimiento.
Madonna (Medellín)
Tú también has visto demasiado aunque no tiene que ser lo mismo que Madonna. También has vivido lo tuyo, que será distinto a lo de otros. También quieres escapar a veces, ¿no?
En esa primera canción, Medellín, Madonna nos dice que
Tomé una pastilla y tuve un sueño / volví a mis 17 años / me permití ser ingenua / ser alguien que nunca he sido.
Tomé un sorbo y tuve un sueño / Y me desperté en Medellín / El sol acariciaba mi piel / Ahora podría comenzar otro “yo”
Me sentí tan desnuda y tan viva / por una vez no tuve que esconderme.
Me perdoné por ser yo
Madonna (Medellín)
Escapar del trabajo, de la rutina, de los hijos, de los padres, de los hermanos. De la vida diaria, de las noticias, de las redes. Ser un objetivo en movimiento al que nadie puede disparar (y todos quieren dispararte: convencerte de algo, venderte algo, captarte, convertirte en su pupilo o su maestro…) Escapar: mandarlo todo a la santísima mierda. A todo.
Una seña de este disco es un parche en el ojo con una X. Simboliza la herida, la vulnerabilidad. La X es lo que escondemos, pero la idea es que en lugar de esconderlo lo mostramos a todo el mundo. No mostramos necesariamente cual es la herida (qué significa la X) sino el hecho de reconocer que estamos heridos, que hay algo que tapamos.
Pero esa X no tiene por qué ser algo doloroso. Los piratas marcaban con una X en el mapa el lugar donde enterraban el tesoro. Si decides marcar tu X y sacarla a la vista no tiene por qué tratarse de una herida sino de un lugar o u momento especial, una idea, un sueño, un anhelo… Una fuerza. Puedes ser feliz y no necesitar “volverá los 17” y aún así estar buscando algo más, algo que te falta. Se llama crecer, me parece. Crecer en términos psicológicos y espirituales, cosa con mala prensa y bastante denostada a veces. Las personas felices también tienen sus X por descubrir, o tal vez por proteger, o celebrar.
Madonna decide ser Madame X en un momento en que no puede dar marcha atrás y ser lo que la sociedad espera que sea. Puede que tú también estés en ese punto. Tal vez todos llegamos, cada cual en su momento, a ese punto de necesitar escapar, ser otra cosa, otra persona, incluso teniendo una vida feliz y plena. En entonces cuando nos podemos convertir en Mamade o Messieur X para lograr lo que no logramos, explorar lo que se quedó sin visitar, ser quienes no fuimos… o para ir hacia delante, que no todo van a ser traumas ni penas: para ser esa persona que queremos ser, para ser un artista, una santa, un cabrón, un viajero, un espía, una estudiante… Una X.
La identidad te da la ilusión de permanencia; el proceso de cambio y transformación (autoconocimiento, exploración, aventura… como quieras llamarlo) te recuerda que nada es aún definitivo. Ni tú mismo eres el producto final de tu vida en este momento. Puedes abrazar tu X y ser un objetivo en movimiento, más difíciles de disparar.
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