No somos sólo una persona. No somos sólo una cosa. Somos una quimera y nos obligamos a utilizar siempre la misma cabeza.
Algunos hacemos muchas cosas. A veces son muy diferentes y nos cuesta dejar alguna de lado en pro de las demás. Parece fácil eliminar intereses menores pero llega un momento en que alcanzamos una especie de núcleo indivisible. Y con frecuencia ese núcleo parece estar compuesto de varias partes que, esta vez, no estamos dispuestos a separar. Intereses diversos que nos definen, que definen lo que es nuestra esencia. Combinar esos elementos dispares que nos interesan y nos conforman parece algo imposible: una quimera.
Definir a una quimera es complejo
Una definición de quimera es:
Sueño o ilusión que es producto de la imaginación y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice
Ahí lo tienes. Una ilusión que perseguimos pero que es muy poco probable que logremos. Cultivar esos diferentes intereses a la vez es un sueño que anhelamos, pero que parece condenado al fracaso. Llegados a este punto es fácil encontrar la recomendación habitual: escoge, céntrate en algo, elige. Parece que es fundamental soltar algunas cosas. La cuestión está en que cuando alcanzamos ese núcleo del que hablo al principio : si buscamos consejo para este momento nos encontramos el mismo: elige.
Y si antes de llegar ahí tengo muy claro que es buena idea dejar el punto de cruz o la repentina pasión por el cultivo de remolacha, ahora todo mi ser se contrae para proteger ese núcleo que, compruebo con horror, no es homogéneo sino una amalgama de cosas que para nuestra desgracia suelen tener poco en común en el mejor de los casos, o ser totalmente opuestos en el peor.
Y aquí podemos atender a otra definición de quimera:
Monstruo fabuloso que se representa con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón
Combinar intereses y energías: toda una quimera
La quimera me gusta. Es un símbolo de la unión con mayor o menor acierto de varias energías diferentes. Distintos animales, atributos, deseos, modos de ser y estar. Una unión imposible, de ahí el significado de quimera como algo que no existe, que no puede existir. Porque no podemos unir elementos tan dispares, ya sean cabras, leones y serpientes, o fuerzas contrarias en nosotros mismos.
Siempre me he rebelado contra esta idea de no poder unir lo contrario. Quiero decir, ¿por qué no? A la quimera no parece irle mal… o tal vez sí. Al menos la quimera echa fuego por la boca, y eso es algo que creo a todos nos habría gustado hacer alguna que otra vez. Quizás por eso algunos escribimos historias, las bailamos o las cantamos. Las representamos. Echamos fuego que no es fuego en el fondo, pero que nos quema y a veces quema a los demás. En el buen sentido.
¿Podemos ser quimeras? La quimera es fea, repele. Quizás sea el modo que el inconsciente colectivo o alguna especie de mente global tiene de decirnos que no podemos unir varias cosas diferentes, como no podemos unir distintos grupos de amigos en la misma reunión. El caos de la imagen de la quimera es quizás la razón por la que abrazamos con tanta facilidad la afirmación de que «no podemos hacer varias cosas, debemos elegir». Y elegimos quedarnos con una cabeza, la que más nos guste, la que más venda, la que nos parece más adecuada. Pero las demás cabezas siguen ahí.
Alternar cabezas: la ventaja de la quimera
Según el mito, la quimera puede alternar cuál es la cabeza dominante en cada momento, lo que le ofrece mayor adaptabilidad y resistencia. Alternar: la palabra que ofrece la opción para los que se niegan a cercenar algunas de sus cabezas. Una criatura con tres cabezas que puede elegir como principal la que quiera cuando quiera no parece una criatura fácil de dominar.
La primavera es lo que es porque existen el verano, el otoño y el invierno. Son sistemas cuyo sentido está en lo cíclico frente a lo lineal. Y lo cíclico, por definición, conlleva opuestos y elementos dispares que no se pueden integrar: verano, invierno, otoño, primavera; agua, aire, tierra, fuego; leones, serpiente y cabras.
Convertirse en quimera
Todos elementos cíclicos conviven formando un conjunto que funciona como una unidad. ¿Por qué tú no? Una vez que hemos desechado aquello que en efecto nos roba tiempo, energía, recursos…, una vez que damos con el núcleo, si ese núcleo tiene tres cabezas, si se trata de un ciclo de exploración como la misma vida, ¿por qué guillotinar algunas en lugar de buscar un modo de nutrirnos?
Si mantenemos intacto nuestro núcleo de varias cabezas nos convertimos en quimeras: locos, imposibles, indomables. La fuerza de un sistema cíclico está en la convivencia alternada de los elementos diferentes. Eso no quita para que unas cabezas te gusten más que otras, te sientas más identificado.
Escritores quimera, lectores quimera, personas quimera. Nos alimentamos leyendo cosas diferentes y narrando distinto tipo de historias. Busca los elementos de tu núcleo, las cabezas indivisibles, y ponlas a tu servicio.
2 respuestas
Yo cambiaría elegir por priorizar. Elegir suena a que solo puedes conseguir algo y desechar el resto, priorizar supongo que me lo tomo como que aparto lo otro, pero sigue estando ahí.
Hola, Ángel
Me gusta lo de priorizar, sí, porque aunque sea elegir tiene una carga de intensidad mayor: podemos elegir dos cosas, pero poner una delante de la otra es priorizar. Muchas gracias por tu comentario!