No sé si alguna vez ha podado un árbol. Yo no, o tal vez sí. En cualquier caso si te dijera que podases un árbol, ¿qué rama cortarías? Imagino que cortarías una rama seca, o una rama enferma. Si todas las ramas del árbol están sanas, estoy seguro de que cortarías la rama más débil.
Te decía que tal vez sí haya podado un árbol. Compré un eucalipto gunnii que medía un metro y la mujer que me lo vendió en el vivero me dijo: “córtale las ramas nuevas que están saliendo abajo para que crezca más fuerte”. Para que algo crezca fuerte, y sobre todo para que algo que ya está crecido y fuerte siga creciendo con la misma fuerza hay que cortar las ramas débiles.
La rama débil es la amenaza al árbol ya formado. Lo puede deformar, puede crecer donde no debe (como las ramas de mi eucalipto que nacían en la base del tronco) y amenazar al árbol completo. Las ramas nuevas, y por tanto débiles, también requieren alimento. Y si las ramas débiles comen, el árbol grande, el árbol fuerte, pierde alimento.
La savia que el árbol toma por la raíz asciende por el tronco y llega tanto a la rama débil como a la fuerte. A la nueva y a la vieja. Es la ley del más fuerte, sólo que las ramas fuertes no se lían a ramazos con las débiles para matarlas y que no les roben la comida. O lo mismo sí lo hacen, no tengo ni idea de nada y de árboles, menos.
La ley del más fuerte, en este caso, la ejecuta el jardinero cuando poda. O tú mismo cuando cortas las ramas flojuchas en pro de las fuertes y lozanas. Más o menos es lo que hacemos todos, yo también. Y yo no tengo ni idea de podar.
Pero hace mucho que no estoy hablando de árboles.
Hay ramas débiles por todas partes. En las familias aparecen ramas débiles, diferentes, que exigen y merecen el mismo alimento que las ramas señoriales de arriba. Esas ramitas molestan tornan en jardineros a todos los miembros de la familia y cortan con alegría esa ramita escuchimizada que viene a joder la salud del árbol.
Las personas también tenemos nuestras ramas débiles. Surgen constantemente, algunas alimentándose de savia del pasado, brotando una y otra vez y condenadas siempre a morir a manos de un jardinero torpe y asustadizo que somos nosotros mismos.
Nadie corta las ramas grandes, las que dan frutos. Las que llevan ahí toda la vida. Si acaso, a esas ramas les cortamos nuevas ramas débiles y el árbol cambia poco en su forma externa. Pero la savia sigue fluyendo, de la raíz hacia arriba, hacia todas las ramas. Cuando vemos árboles con muñones donde antes había ramas antiguas nos parecen un poco feos y sentimos lástima. Una melancolía por las ramas tan hermosas, fuertes y frondosas que tenía y que ya no están.
Y si miramos más abajo en el tronco, o en los mismos muñones del árbol, vemos una o varias ramas locas, salvajes, débiles, que nacen con ímpetu. No es bonito, apenas parecen un puñado de hierbajos saliendo de cualquier parte del tronco.
Somos jardineros aficionados que podamos las ramas débiles no sea que, de alguna forma, dañen al árbol ya hecho. Preferimos matar lo nuevo a tener un muñón, un vacío. Sostener la rama vieja antes que confiar en la nueva, que es débil como todo lo que empieza. Pero que nace del mismo tronco y la misma raíz, y es tan árbol como el resto.
No sé si se podan así los árboles o no, pero da igual. No estoy hablando de arboles.
2 respuestas
Buenos días:
El problema además es que terminemos teniendo un bonsai…y es más decorativo que otro tipo de función. Y no hablo de árboles.
Lo bonsáis son árboles curiosos. Pueden dar frutos y todo, pero se sujetan con alambres. Para que luego digamos que las raíces son importante para sujetar a un árbol. Para alimentarse, sí. Pero para sujetarse… valen otras cosas.
Y supongo que en los árboles es igual 🙂